4 de febrero de 2018

Civismo urbanita y calidad ambiental

Frecuentemente surge el tema de debate de por qué en unos países las ciudades están más limpias que en otros. Una de las respuestas que surge enseguida es que se debe a que en unos países los ciudadanos ensucian más que en otros, pues es evidente que una ciudad estará limpia si sus ciudadanos no la ensucian. 

Sin embargo existen otros elementos que influyen en el comportamiento ciudadano y entre ellos está la educación ambiental. A medida que todas las ciudades se van congestionando cobra más importancia la conducta cívica de los ciudadanos para preservar la calidad ambiental urbana. 

Hay muchas diferencia entre el estado de limpieza de las ciudades en el norte y el sur de Europa, así como entre ciudades europeas y africanas, asiáticas o latinoamericanas. ¿A qué se debe? ¿Tan solo a cuestión de presupuestos para limpieza viaria y gestión de residuos? ¿Es solo una cuestión de riqueza o influyen también otros aspectos de psicología social?. 

En 1969 un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford llevó a cabo un experimento para analizar el comportamiento cívico urbano. Dejaron abandonados dos coches, del mismo modelo y el mismo color, en dos calles de dos barrios muy distintos, un coche en el Bronx neoyorkino y el otro en un selecto barrio residencial en Palo Alto, California. A las pocas horas el coche de Nueva York estaba despojado de neumáticos, radio, espejos y demás contenido valioso. Y al cabo de una semana estaba totalmente desguazado. Sin embargo, el coche abandonado en California seguía intacto. 

Se suele considerar al menor nivel de riqueza como caldo de cultivo del delito, pero el experimento no acabó aquí. Los investigadores rompieron un cristal del coche abandonado en el barrio californiano y entonces la cosa cambió por completo: a las pocas horas el coche estaba desvalijado y a los pocos días estaba totalmente desguazado, igual que en el caso de Nueva York. Y en ambos casos los vándalos habían sido ciudadanos aparentemente respetables ¿Por qué un cristal roto en un coche aparcado en un barrio supuestamente seguro desencadena conductas incívicas? No es cuestión de riqueza o pobreza, es cuestión de psicología humana y de relaciones sociales. Un cristal roto en un coche aparcado transmite una sensación de deterioro, de que en realidad no importa a nadie, que aparentemente rompe nuestras convenciones sociales de civismo y hace que se actúe como si no existiesen normas de respeto y convivencia. 

Una ciudad con las calles sucias transmite también este tipo de sensaciones, creando una imagen de dejadez por parte de sus gobernantes y también por parte de sus ciudadanos. Si se rompe una cristalera de un edificio y nadie la repara, enseguida aparecerán rotos los demás cristales del edifico. Lo mismo pasa con las pintadas sin borrar; en pocos días atraen a más pintadas. Si en un barrio aparecen muestras de deterioro y nadie parece preocuparse por ello, enseguida aparecen los delitos. Esta “teoría del cristal roto” está bien documentada e indica que el incivismo, el vandalismo y el delito visibles dan pie a más incivismo, más vandalismo y más delitos. 

Si en una ciudad sus habitantes cometen infracciones leves (aparcar mal, no respetar los límites de velocidad, saltarse los semáforos en rojo) sin que haya ninguna penalización o multa, enseguida se empezarán a cometer infracciones menos leves. La aparición de un vertedero urbano ilegal es un reflejo de todo esto. Un día aparecen unas pocas bolsas de basura abandonadas en un solar. Y si “todo el mundo” deja sus basuras ahí, impunemente, ¿por qué no yo también?. 



Otro fenómeno urbano más reciente es el botellón, practicado habitualmente por grupos juveniles. En muchas ocasiones los restos de botellas y vasos de cristal y de plástico aparecen cuidadosamente esparcidos, para demostrar que se bebe en la calle impunemente y que además se deja rastro en forma de residuos, también impunemente. Como contraste, hace años pudimos escuchar una anécdota, relativa a un borracho que estaba en una calle de una ciudad suiza con una caja de botellas de cerveza bajo el brazo. El ciudadano, ebrio pero muy cívico, estaba sentado en un banco cerca de un contenedor de vidrio. Cada vez que se terminaba una botella iba al contenedor y depositaba allí el envase, volviendo al banco a abrir una nueva botella.

La dejadez con la que las autoridades municipales intervienen ante determinadas situaciones, desde limpiar las calles tras concentraciones ciudadanas, borrar pintadas, arreglar roturas en mobiliario urbano o incluso solucionar huelgas en el servicio de recogida de residuos, afecta en la imagen de la ciudad y en el comportamiento cívico de los ciudadanos.

Detrás de estas diferencias está el sentido de la propiedad de lo público; hay sociedades en las que la calle no es de nadie (y están limpias, porque nadie ensucia) y sociedades en las que la calle es de todos (y están sucias, porque nadie las limpia).

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