La recogida domiciliaria de los
residuos urbanos es competencia de los entes locales. El servicio municipal
recoger los residuos de los domicilios suele ser la segunda partida de gasto en
los presupuestos municipales, tras los gastos de personal.
Tal como se ha visto en entradas anteriores desde hace bastantes años se recogen de forma separada distintas
fracciones de residuos, para facilitar sus posibilidades de reutilización y
reciclaje. Así, nuestras calles se han visto inundadas de contenedores para papel
y cartón (color azul), para vidrio (color verde), para envases de plástico
(color amarillo), para la fracción orgánica (color marrón) y para la fracción
resto (color negro).
La mayoría de los ciudadanos no
sabemos qué pasa con los residuos que depositamos, con mayor o menor esmero, en
los contenedores de reciclaje. De hecho, a buena parte de los ciudadanos la
palabra residuo nos suena a algo sucio, sin valor, indeseado, contaminado. En
realidad un residuo es un material que no está ni en el lugar ni en el momento
adecuado para poder ser aprovechado como material o como combustible. Por lo
tanto es preciso trabajar para hacer converger materiales, logística y mercados
para intentar llevarlos a su lugar y a su momento. Y esta logística debe ser iniciada por los entes locales, y seguida por las empresas y los ciudadanos.
En muchos países se están
obteniendo niveles de reutilización y reciclaje de residuos que superan las
exigencias fijadas en la Unión Europea. Hay muchos ejemplos de ciudades donde
se reutilizan y se reciclan cada vez más toneladas y de más calidad, lo que
implica mejores precios en el mercado, habiendo logrado pasar de un círculo
vicioso a un círculo virtuoso. Y la clave del éxito ha sido la colaboración
ciudadana.
Sin embargo existen otras
fracciones de residuos que no se recogen a domicilio, ya sea por su tipología
(voluminosos) o por la frecuencia con que se generan. Para estas fracciones
somos los ciudadanos -que somos quienes generamos los residuos- los que debemos
llevarlos a los denominados puntos limpios, en una entrega que debe cumplir con ciertos requisitos técnicos y
documentales.
Los índices de utilización
ciudadana de estas infraestructuras son bajos. Los residuos que debieran
entregarse en ellas (muebles viejos, enseres, electrodomésticos), se ven
abandonados junto a contenedores y deben ser retirados por el servicio de recogida
municipal, ralentizando la recogida y encareciendo el servicio. La confusión ciudadana y la dejadez de una
parte son los principales obstáculos en la eficacia de la recogida separada de
residuos.
O peor aún, el incivismo
ciudadano, protegido por el anonimato y la nocturnidad, puede hacer que surjan
vertederos ilegales en descampados. Se empieza con un ciudadano que deja
abandonado un carrito de supermercado, luego alguien deposita su bolsa de
basura dentro del carro, alguien más deja un sofá estropeado, a lo que siguen más
bolsas de basura, televisores, etc. Si el ayuntamiento no identifica y retira
rápidamente estos residuos, en un par de semanas se tiene un nuevo vertedero
urbano ilegal. Además la basura tirada en las calles es perjudicial para la comunidad y puede
atraer el crimen.
Ante estos fenómenos con
nocturnidad y alevosía los ayuntamientos no pueden más que aumentar la
sensibilización sobre qué, cómo y dónde se pueden aumentar las tasas de
reutilización y reciclaje. Las redes sociales son un canal que se puede emplear
para tener informados a los ciudadanos sobre lo que hace nuestros ayuntamientos
con nuestros residuos, aunque los entes locales deberán tener cuidado con la
denominada “fatiga verde”, ocasionada por la difusión a la ciudadanía de demasiados
mensajes medioambientales.
También hemos visto en entradas anteriores la posibilidad de generar actividad económica con amplio impacto
social en base a la recogida y reciclaje de residuos. Tras décadas de haber
desaparecido se empiezan a ver en nuestras ciudades negocios de reparación de
aparatos eléctricos y electrónicos, lo que supone una interesante alternativa
al usar y tirar.
Sobre la organización y
disposición de algunos puntos limpios municipales, sería conveniente mejorar la
ubicación y acceso a los contenedores de RAEE para no tener que “dejar caer”
las TV y pantallas de ordenador desde una altura de 2 - 3 metros de forma que se
rompan y se impida cualquier posibilidad de reutilizar o reparar el aparato.
Sobre el polémico asunto de si los hogares debieran ser penalizados por no reciclar o recompensados por reciclar, el consenso es que las zanahorias funcionan mejor que los palos. Debiera ser objetivo de los entes locales la mejora de la comunicación con los ciudadanos, proporcionando una información clara y acertada sobre las rutas de los residuos para obtener como recompensa una mejor respuesta ciudadana que permita obtener unos mejores índices de reutilización y de reciclaje. Aunque también es cierto que las ciudades donde mejores resultados se han obtenido en cuanto a reutilización y reciclaje son también las que se han atrevido a tocar los bolsillos de los ciudadanos, aplicando tasas de vertido para hacerlo menos viable por motivos económicos.