8 de mayo de 2017

Tiempos de cambios también en el sector del automóvil

En los últimos años estamos experimentando rápidos avances tecnológicos en vehículos eléctricos, en conducción autónoma y en conectividad, lo que  está pidiendo una profunda reconsideración sobre cómo van a funcionar los coches en el futuro y sobre cómo los vamos a utilizar.

Los vehículos eléctricos siempre han sido considerados como una amenaza directa para los coches térmicos -con motor de combustión interna-, pero ahora se ha llegado al punto en el que el sector del automóvil, tan vinculado desde hace 100 años al sector del petróleo, debe afrontar un futuro que podría ser totalmente distinto. Pese a los intentos del potente lobby petrolero, que mantiene en la automoción su último reducto tras haber perdido la batalla de la generación eléctrica, en los próximos 5 años el sector del automóvil va a experimentar más cambios que en los últimos 20 años, debido al desarrollo tecnológico del vehículo eléctrico.

Las predicciones de crecimiento demográfico nos indican que para 2030 el 60% de la población mundial vivirá en enormes ciudades, en áreas metropolitanas con más de 10 millones de habitantes. Esto supondrá enormes atascos de tráfico, una enorme contaminación atmosférica y un enorme despilfarro energético. Para evitar que el futuro sea una catástrofe climática se hace imprescindible que tanto las empresas como los ciudadanos optemos por soluciones de transporte responsables, y cuanto antes sea esto, mejor para todos.

Combatir el cambio climático es una misión fundamental en nuestra generación, en especial dentro del sector del automóvil. Las normativas más estrictas en cuanto a emisiones de contaminantes están en línea con los acuerdos de París de 2015, y los sistemas motrices (propulsión) avanzados, en particular los vehículos eléctricos pueden aportar una solución clave para ayudar a mitigar los efectos del cambio climático.

Los vehículos eléctricos ofrecen la forma más inmediata y asequible de reducir las emisiones de GEI y limpiar la contaminación de nuestras atmósferas urbanas. En la actualidad nos encontramos en un punto de inflexión, donde cada vez más conductores ven al coche eléctrico como una alternativa viable. Los motivos son los cada vez más reducidos costes de las baterías, las cada vez mayores autonomías y la cada vez más numerosa infraestructura (puntos) de recarga. Los fabricantes de automóviles lanzan nuevos modelos de coches eléctricos cada mes, proporcionando a los clientes una mayor y más atractiva oferta.

Además los actuales coches son cada vez más conectados, inteligentes y personales. Para 2025 prácticamente todos los coches estarán conectados a Internet. De igual forma que nuestros teléfonos móviles se convirtieron en smartphones, nuestros coches se convertirán en smartcars. La conectividad se abre a una amplia gama de servicios in-car y de funcionalidades para los conductores, tales como pode pagar en parkings o peajes con un simple toque en la pantalla.

Otra tendencia que parece se ve a incrementar en los próximos años es la incorporación de características de conducción autónoma, en las que un sistema de sensores mantiene al coche centrado en su carril al leer los marcadores de la vía y actuar sobre el volante. La tecnología de conducción autónoma pretende hacer la conducción mucho más segura, dado que la gran mayoría de los accidentes de tráfico se deben a errores en la conducción.

Y avanzando un paso más, los vehículos eléctricos sin conductor ofrecen muchas posibilidades en las densamente pobladas mega-ciudades del futuro. Los futuros robotaxis podrán ofrecer movilidad bajo demanda de una forma mucho más asequible, eficiente y segura.


Las tecnologías que se están desarrollando y probando en la actualidad podrían eventualmente dar paso a un nuevo entorno urbano donde las personas seamos capaces de desplazarnos de forma más eficiente, más segura y más limpia, más económica y con más posibilidades. En 2030 los coches eléctricos podrían suponer el 3% de la demanda mundial de electricidad y el 4 % en Europa.

Para adaptarnos a esta nueva situación se han establecido alianzas entre fabricantes de coches, suministradores de componentes, distribuidoras eléctricas y socios tecnológicos con intención de hacer que estas tecnologías futuristas se hagan realidad cuanto antes. En diversos países se han realizado ensayos y proyectos (como el proyecto Azkarga en el País Vasco, para desarrollar soluciones de recarga rápida en menos de 20 minutos) que están explorando posibles soluciones para evitar distorsiones en el suministro eléctrico, incluyendo tecnología V2G (vehículo – red), en las que las baterías de los vehículos eléctricos pueden actuar como almacenamiento eléctrico flexible para la red eléctrica local.

Para el sector del automóvil se avecinan tiempos de grandes cambios, tiempos emocionantes, pero sin duda con el auge de la tecnología de vehículos eléctricos nos dirigiremos hacia un futuro urbano mucho más sostenible, con notables impactos positivos para la calidad atmosférica y para la salud de miles de millones de personas en todo el mundo.