En los últimos años estamos
experimentando rápidos avances tecnológicos en vehículos eléctricos, en
conducción autónoma y en conectividad, lo que está pidiendo una profunda reconsideración sobre
cómo van a funcionar los coches en el futuro y sobre cómo los vamos a utilizar.
Los vehículos eléctricos siempre
han sido considerados como una amenaza directa para los coches térmicos -con
motor de combustión interna-, pero ahora se ha llegado al punto en el que el sector del
automóvil, tan vinculado desde hace 100 años al sector del petróleo, debe
afrontar un futuro que podría ser totalmente distinto. Pese a los
intentos del potente lobby petrolero, que mantiene en la automoción su último
reducto tras haber perdido la batalla de la generación eléctrica, en los
próximos 5 años el sector del automóvil va a experimentar más cambios que en
los últimos 20 años, debido al desarrollo tecnológico del vehículo eléctrico.
Las predicciones de crecimiento
demográfico nos indican que para 2030 el 60% de la población mundial vivirá en enormes
ciudades, en áreas metropolitanas con más de 10 millones de habitantes. Esto
supondrá enormes atascos de tráfico, una enorme contaminación atmosférica y un enorme
despilfarro energético. Para evitar que el futuro sea una catástrofe climática se
hace imprescindible que tanto las empresas como los ciudadanos optemos por soluciones
de transporte responsables, y cuanto antes sea esto, mejor para todos.
Combatir el cambio climático es
una misión fundamental en nuestra generación, en especial dentro del sector del
automóvil. Las normativas más estrictas en cuanto a emisiones de contaminantes
están en línea con los acuerdos de París de 2015, y los sistemas motrices
(propulsión) avanzados, en particular los vehículos eléctricos pueden aportar
una solución clave para ayudar a mitigar los efectos del cambio climático.
Los vehículos eléctricos ofrecen la
forma más inmediata y asequible de reducir las emisiones de GEI y limpiar la
contaminación de nuestras atmósferas urbanas. En la actualidad nos encontramos
en un punto de inflexión, donde cada vez más conductores ven al coche eléctrico
como una alternativa viable. Los motivos son los cada vez más reducidos costes de
las baterías, las cada vez mayores autonomías y la cada vez más numerosa
infraestructura (puntos) de recarga. Los fabricantes de automóviles lanzan
nuevos modelos de coches eléctricos cada mes, proporcionando a los clientes una
mayor y más atractiva oferta.
Además los actuales coches son
cada vez más conectados, inteligentes y personales. Para 2025 prácticamente
todos los coches estarán conectados a Internet. De igual forma que nuestros
teléfonos móviles se convirtieron en smartphones, nuestros coches se
convertirán en smartcars. La conectividad se abre a una amplia gama de servicios in-car y de funcionalidades para los
conductores, tales como pode pagar en parkings o peajes con un simple toque en
la pantalla.
Otra tendencia que parece se ve a
incrementar en los próximos años es la incorporación de características de
conducción autónoma, en las que un sistema de sensores mantiene al coche
centrado en su carril al leer los marcadores de la vía y actuar sobre el
volante. La tecnología de conducción autónoma pretende hacer la conducción
mucho más segura, dado que la gran mayoría de los accidentes de tráfico se
deben a errores en la conducción.
Y avanzando un paso más, los
vehículos eléctricos sin conductor ofrecen muchas posibilidades en las
densamente pobladas mega-ciudades del futuro. Los futuros robotaxis podrán
ofrecer movilidad bajo demanda de una forma mucho más asequible, eficiente y
segura.
Las tecnologías que se están
desarrollando y probando en la actualidad podrían eventualmente dar paso a un nuevo
entorno urbano donde las personas seamos capaces de desplazarnos de forma más
eficiente, más segura y más limpia, más económica y con más posibilidades. En
2030 los coches eléctricos podrían suponer el 3% de la demanda mundial de
electricidad y el 4 % en Europa.
Para adaptarnos a esta nueva situación se han establecido alianzas entre fabricantes de coches, suministradores de componentes, distribuidoras eléctricas y socios tecnológicos con intención de hacer que estas tecnologías futuristas se hagan realidad cuanto antes. En diversos países se han realizado ensayos y proyectos (como el proyecto Azkarga en el País Vasco, para desarrollar soluciones de recarga rápida en menos de 20 minutos) que están explorando posibles soluciones para evitar distorsiones en el suministro eléctrico, incluyendo tecnología V2G (vehículo – red), en las que las baterías de los vehículos eléctricos pueden actuar como almacenamiento eléctrico flexible para la red eléctrica local.
Para adaptarnos a esta nueva situación se han establecido alianzas entre fabricantes de coches, suministradores de componentes, distribuidoras eléctricas y socios tecnológicos con intención de hacer que estas tecnologías futuristas se hagan realidad cuanto antes. En diversos países se han realizado ensayos y proyectos (como el proyecto Azkarga en el País Vasco, para desarrollar soluciones de recarga rápida en menos de 20 minutos) que están explorando posibles soluciones para evitar distorsiones en el suministro eléctrico, incluyendo tecnología V2G (vehículo – red), en las que las baterías de los vehículos eléctricos pueden actuar como almacenamiento eléctrico flexible para la red eléctrica local.
Para el sector del automóvil se
avecinan tiempos de grandes cambios, tiempos emocionantes, pero sin duda con el auge de
la tecnología de vehículos eléctricos nos dirigiremos hacia un futuro urbano
mucho más sostenible, con notables impactos positivos para la calidad atmosférica y para la salud de miles de millones de personas en todo el mundo.