8 de marzo de 2016

Lecciones aprendidas sobre desarrollo urbano

Vivimos en un mundo caracterizado por su creciente población, por un % creciente de su población urbana y sumido en una crisis generalizada. Los datos del Banco Mundial resultan elocuentes. La capacidad de una ciudad o región que esté expuesta a una amenaza para adaptarse y resistir sus efectos se llama resiliencia urbana. En este planeta, amenazas como las desigualdades sociales, la insalubridad, la energía y el cambio climático o la inseguridad se podrán paliar si se abordan actuaciones urbanísticas certeras o bien seguirán aumentando si se sigue fracasando en el urbanismo mundial.

El próximo mes de Octubre se celebrará en Quito la conferencia de ONU Habitat III, que deberá guiar el crecimiento urbano durante las próximas décadas. La mejora de la calidad de vida y el desarrollo económico de nuestras ciudades y regiones dependerá del grado de cumplimiento de estas guías y de una nueva visión sobre el desarrollo urbano, sobre todo en los países emergentes.

A nivel global las últimas décadas han sido incapaces de detener el crecimiento de las desigualdades sociales y de los asentamientos informales (chabolas, etc) sin acceso  a servicios básicos como agua, saneamiento y energía eléctrica.

Tras años de debates, acuerdos y compromisos no cumplidos, ahora nos toca actuar para transformar los asentamientos urbanos en lugares económicamente productivos, socialmente inclusivos y medioambientalmente sostenibles, poniendo e los ciudadanos en el centro de todas las políticas municipales y regionales. Y para poder actuar con criterio en cuanto a planeamiento urbano conviene tener en cuenta una pequeña lista de lecciones aprendidas

1 Las ciudades son significativas. Más del 50% de los habitantes del planeta viven en ciudades. Por tanto para crear un planeta sostenible hay que crear ciudades sostenibles. Pese a que las ciudades solo consumen una pequeña parte del territorio del planeta (3%) su impacto sobre el territorio y sobre los recursos es significativo. En lo sucesivo debemos tener esto en cuenta al planificar cómo dar acomodo a poblaciones urbanas crecientes.

2 El punto de ambición. Tenemos que cambiar nuestra mente y pasar de pretender hacer lo suficiente a pretender hacer algo estupendo; ponernos el listón alto y trabajar duro para poder superarlo. En vez de comparar nuestras ciudades con otras similares en tamaño o status, debiéramos compararnos con las mejores. Una comparativa a fondo con las ciudades punteras nos mostrará dónde podemos mejorar y nos dará la motivación necesaria para llegar a ser estupendos. Nos debemos exigir a nosotros mismos para pensar en grande y tratar de llegar a lo mejor, en vez de estar cómodos con lo suficientemente bueno.

3 Hay multitud de oportunidades. Las ciudades más avanzadas tienen un gran impacto en cuanto a innovaciones urbanas. Algunas se han hecho con un nombre propio en cuanto a referencias en desarrollo urbano mediante un sistema extensivo de aparcamientos y la ampliación del transporte metropolitano. Sin embargo se puede hacer mucho más. Por suerte hay oportunidades por todas partes, desde recuperar solares abandonados y espacios ocupados por el tráfico rodado hasta ampliar los carriles bici.

4 La colaboración es crucial. No podrá haber cambios significativos sin la colaboración de todos los actores relevantes. Las ciudades y los gobiernos debieran trabajar conjuntamente con las empresas privadas, con el mundo académico, con ONGs y con fundaciones para compartir perspectivas y construir ideas sobre una base común. Compartir el conocimiento es una necesidad y es un deber.

5 El reciclaje urbano. Se debe contemplar no solo la expansión natural de las zonas urbanas, sino recuperación de espacios urbanos en desuso y regeneración de barrios, para lo que es precisa una total complicidad con los residentes. Es preciso una mayor densificación urbana y periurbana para que la ocupación de suelo deje de ser proporcional al crecimiento de la población.

6 Mirar más allá del medio ambiente. Es habitual asociar la sostenibilidad con la calidad ambiental, pero es preciso incluir también en los planes de futuro la sostenibilidad social y la económica. A largo plazo esta visión ampliada de la sostenibilidad deberá ayudar a crear ciudades más robustas y resilientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario