27 de febrero de 2017

Casas pasivas

El sector de la edificación ha funcionado durante muchos años al margen de la conciencia sobre el ahorro energético. Una vez construidas, las viviendas se venden, de forma que el propietario -quien disfruta (o sufre) la vivienda- tiene poco que hacer en cuanto a su diseño y construcción.

Además, nuestros hábitos poco maduros como consumidores hacen que el gasto en energía en las viviendas sea cada vez más alto. En entradas previas se ha comentado el despilfarro energético de la mayoría de nuestras viviendas.

Dentro de las últimas tendencias en arquitectura y ahorro energético están las casas pasivas, diseñadas para ahorrar. Los edificios pasivos (del alemán Passivhaus) son aquellos que cumplen un determinado concepto de diseño y construcción de viviendas, desarrollado por Bo Adamson (de la Universidad de Lund, Suecia) y Wolfgang Feist (del Instituto de Vivienda y Medio Ambiente IWU de Darmstadt) tras varios años de colaboración para poner en común estudio previos sobre construcciones tradicionales en lugares como Islandia o China y sobre los materiales de aislamiento, los espesores y las formas constructivas que permiten ahorrar energía aislando adecuadamente los edificios.

Las carencias energéticas de muchas vivencias se pueden resolver con grandes gastos en calefacción o con reformas en las que el ahorro energético esté entre los objetivos principales. Para no pasar frío en una casa, o nos gastamos un dineral en calefacción, o vivimos con el jersey puesto o “le ponemos el jersey a la vivienda”. 

La primera vivienda pasiva se la hizo construir Wolfgang Feist en Kranichstein, Darmstadt, Alemania, en 1991, al darse cuenta de las ventajas que obtendría. La reducción en demanda de calefacción fue tan notable que la compañía de energía fue a cambiarle el contador, al creer que estaba estropeado y leía de menos.


Este concepto (el Passivhaus standard) surgió en Alemania, cumple ahora 25 años y no implica el uso de un tipo de producto, de material o de estilo arquitectónico concreto, sino que busca la optimización de los recursos existentes por medio de técnicas pasivas, con énfasis en el aislamiento, la estanqueidad y la renovación de aire.

Estas viviendas consiguen reducir en un 75% las necesidades de energía para calefacción y refrigeración respecto a las de una vivienda que cumpla con lo exigido en el Código Técnico de la Edificación. Su diseño y construcción permiten que la poca energía que demanda se puede cubrir con facilidad a partir de energías renovables (placas solares, bombas de calor), convirtiéndose en una construcción con un coste energético muy bajo, tanto para el usuario como para el planeta.

El concepto pretende reducir al mínimo la transmitancia térmica, que es el flujo de calor por unidad de tiempo y de superficie. Los principios básicos del diseño y construcción de las casas pasiva son:

- Aislamiento térmico de la envolvente, con unas paredes exteriores, una cubierta y una solera de baja transmitancia térmica. Los espesores del aislamiento térmico dependerán de la zona climática donde se diseñe el edificio 
- Huecos (puertas y ventanas) de alta calidad, con carpinterías de baja transmitancia térmica y ventanas de doble o triple vidrio rellenas de gas inerte (especial cuidado durante la construcción)
- Ausencia de puentes térmicos, lo que implica un especial cuidado y supervisión de que durante la construcción no se interrumpa la capa de aislamiento, así como que las juntas queden correctamente
- Ventilación mecánica con recuperación del calor desprendido por personas y electrodomésticos
- Estanqueidad de la envolvente exterior

Este concepto de “casa con jersey” no solo es energéticamente eficiente, sino que también es asequible y confortable, y permite disponer de edificios duraderos y de alta calidad. En 25 años se han mejorado mucho los aislamientos, las ventanas y los cerramientos acristalados. Si está bien aislado, un edificio consume poca energía, y aislar no sale tan caro. 

La gran diferencia con la edificación convencional es la integración del diseño y de la construcción, la planificación, la coordinación y supervisión de todas las etapas.

Sin embargo en la práctica está poco difundido, ya que en todo el mundo hay del orden de 15.000 viviendas pasivas certificadas, de las que el 1% están en España. Los países con mayor penetración con Alemania, Suecia, Dinamarca, Bélgica. El concepto y las herramientas están disponibles en todas partes. La diferencia entre un país y otro es la voluntad de actuar en este campo. Cuando se generalice este tipo de edificación el mapa energético cambiará sensiblemente.

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