2 de noviembre de 2016

Ciudadanos y sostenibilidad

Llevamos toda una generación oyendo hablar de sostenibilidad, desde hace casi 30 años a raíz del informe Bruntland. En boca de algunos dirigentes políticos se ha abusado del uso de este término (con un gran empacho durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en España) y en general la ciudadanía lo vemos como algo abstracto y no tenemos una idea muy centrada del significado concreto del concepto de sostenibilidad.

Resumiendo, la idea de desarrollo sostenible es todo el conjunto de actuaciones que nos permitan desarrollarnos hacia un futuro en condiciones, en el que seamos capaces de convivir en armonía con los sistemas naturales y con los sistemas humanos.

Los ciudadanos tenemos en nuestras manos definir nuestro estilo de vida y decidir pasar a ser dueños de nuestra propia existencia, de nuestro futuro común. Para ello resulta clave la idea de la participación ciudadana y de tomar decisiones colectivamente, ya que si estas decisiones las toman otros (políticos, lobbys empresariales) serán nuestros hijos quienes paguen las consecuencias.

Es evidente que los dirigentes políticos,a todos los niveles, podrían hacer más cosas pero, en general, sus actuaciones están mediatizadas por la idea del poder, por lo que la idea de servicio público está relegada. Los políticos no dejan de ser ciudadanos que temporalmente ejercen un cargo público, desde el cual deben definir el futuro de la mano de los ciudadanos.

Una forma telegráfica de trasladar a la ciudadanía la idea de la sostenibilidad es que nuestro planeta, el único que tenemos, está en una situación con muchos límites marcados, cuya consecuencia se puede sintetizar en:

- Que la atmósfera se está viendo alterada, por lo que o actuamos o el clima cambia
- Que muchos recursos que nos da la naturaleza se están agotando

Estos límites están expuestos, entre otros muchos científicos, por la economista británica Kate Raworth, autora del modelo del donut de los límites planetarios, por lo que o frenamos y nos reorganizamos o llegamos a una situación irreversible al agotar los sistemas naturales que nos dan soporte.


Para ser ciudadanos sostenibles tenemos que cambiar nuestra conducta consumista compulsivos para que se regeneren los sistemas naturales y cambiar nuestra conducta individualista para que se regeneren los sistemas humanos. Las tres patas del concepto de sostenibilidad son la medioambiental (que tiene que ver con los sistemas naturales), la social (que tiene que ver con los sistemas humanos) y la económica (que tiene que ver con ambos). 

La esperanza está en que seamos capaces de cambiar el chip colectivamente, en que tomemos partido mediante una acción ciudadana que nos permita ser dueños de nuestra propia existencia. Existen tres ámbitos en los cuales la reducción de su impacto sí está en manos de la ciudadanía, y son nuestras pautas de consumo en cuanto a alimentación, a uso de viviendas y a transporte privado. Si este esfuerzo ciudadano llega a generalizarse se podrán conseguir grandes avances en pocos años, antes de llegar a situaciones irreversibles. De no ser así estaríamos abocados al abismo.

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