5 de junio de 2015

Tiempos de cambio (IV): las empresas y los ciudadanos

Las empresas son agentes sociales muy relevantes en el desarrollo de las ciudades y regiones donde actúan. La actividad de las empresas tiene un impacto, para bien o para mal, en la sociedad, por ejemplo en el paisaje, en la movilidad al trabajo o en la economía del entorno. En la actividad empresarial hay aspectos obligatorios, sujetos al control gubernamental (cumplir la normativa) y otros aspectos voluntarios (gestión ética, desarrollo sostenible), que no están sujetos al control administrativo, pero sí al control de los ciudadanos.

Resulta obvio que los empresarios deben esforzarse en mantener sus negocios rentables en un entorno dominado por las leyes del mercado, pero cada vez más directivos tienen en cuenta en su gestión empresarial las preocupaciones laborales, ambientales y sociales y el respeto a los derechos humanos. Cualquier empresa, por pequeña que sea, puede aportar su granito de arena en la creación de empleo, en la educación y en la erradicación de la pobreza. 

La esencia de una empresa son las personas que la dirigen. La toma de decisiones empresariales recae sobre personas (los directivos) y afectan a personas (los empleados, los clientes, los proveedores, la sociedad en general). Así que las decisiones que tomen los directivos son juzgadas por los stakeholders (personas) y por la propia conciencia de quien toma las decisiones,   donde cobran importancia los valores de quien decide. Y los valores dependen de la educación y del entorno socio cultural de las personas. 

Las relaciones internas en una empresa y las relaciones de la empresa con todos sus agentes externos deben basarse en valores básicos como la libertad, la igualdad, el respeto, el diálogo y la solidaridad.

La calificación que cada persona, dueña de decidir por sí misma, hace de sus propios actos tiene que ver con la ética (las conductas serán buenas o malas según la escala de valores de cada uno). Por su parte, la calificación de una comunidad hace de un acto tiene que ver con la moral (los actos serán morales o inmorales según cumplan o no determinados códigos de conducta).

Así que una empresa actuará de forma ética si las personas que la dirigen lo hacen dentro de sus propios valores y códigos de conducta. Por tanto es muy importante que quienes dirigen una empresa compartan los mismos valores para que la empresa pueda actuar con la responsabilidad social incorporada a sus valores.   Evidentemente esto es mucho más difícil en una gran empresa que en una pyme o micropyme y es de especial importancia en empresas de biogenética, de alimentos transgénicos o de informática y protección de datos.

Los empleados, los proveedores y los clientes de una empresa son personas, que esperan que se les trate con transparencia, honradez, integridad y eficiencia. Contar con un equipo humano con sensación y con orgullo de pertenencia en la empresa, además de una mejor atención en su desempeño diario, supone contar con un equipo comercial 24 horas al día. Está claro que una gestión empresarial ética no es la varita mágica para resolver todos los problemas ni lleva a la empresa al 100% de prosperidad y crecimiento, pero una conducta no ética tampoco lo es, y además es una causa de problemas tanto internos como externos.

Pero sin duda hay empresas que ponen los resultados económicos por encima de los valores y la ética, en las que “todo vale” con tal de presentar a los accionistas unos buenos resultados económicos. La falta de ética y de valores ha hecho que abunden los casos de prácticas empresariales corruptas, que tanto daño han causado en la economía y en la sociedad.

A todos nos vienen a la cabeza múltiples casos de productos de consumo fabricados en Asia y en África por niños en condiciones inhumanas, de artimañas empresariales para evitar el pago de impuestos, de casos de corrupción a cargos públicos o de remuneraciones indecentes de directivos de grandes empresas. 

Las administraciones deberán apoyar a aquellas empresas con unas determinadas conductas, pero serán los consumidores quienes busquen estas conductas en las empresas. La fuerza con la que el concepto de desarrollo sostenible está prendiendo en los consumidores de los productos y servicios que ofrecen las empresas está haciendo que aquellos negocios y empresas que no cumplan con unos mínimos requisitos éticos y de responsabilidad social queden sencillamente fuera del mercado. Estamos pasando de un consumo guiado por la oferta (nos meten los productos por los ojos) aun consumo guiado por la demanda (nosotros elegimos según nuestro criterio). Cada vez hay más organizaciones que aplican la transparencia y además Internet supone una herramienta de democratización y movilización social. 

Para llegar a la situación en la que los dirigentes empresariales pongan en práctica el concepto de desarrollo sostenible es preciso adoptar una serie de medidas concretas, como (re)definir la misión y los objetivos de la empresa, difundirlos a todos los agentes (stakeholders) con los que se relaciona la empresa, implicar a la empresa con la comunidad a la que pertenece mediante planes a medio plazo buscando no solo retornos económicos, cumplir seriamente la normativa ambiental aplicable, cumplir de forma transparente con sus obligaciones tributarias, tratar con respeto y buscar la satisfacción de todas las personas (empleados, proveedores, asesores, clientes o terceros), cumplir seriamente con la normativa laboral, promover relaciones sanas con los proveedores, respetar a los clientes facilitando publicidad veraz y no engañosa o establecer indicadores de medida de la gestión empresarial en su faceta económica, medioambiental y social. 

Así que el mayor motivo de satisfacción para los directivos empresariales es que sus clientes perciban sus productos y servicios como "hechos por personas para personas". No hay que olvidar que, cualquiera que sea la actividad de una empresa, en ambos extremos de toda transacción (de información, de bienes y servicios, de dinero) hay seres humanos. Y esto se consigue con una máxima tan sencilla como: "haz a los demás lo que te gustaría que te hagan, no les hagas lo que no te gustaría que te hagan".

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