1 de diciembre de 2016

Propuestas para un mercado común eléctrico

Una de las carencias de la Unión Europea (libre circulación de personas y bienes) es la falta de un mercado eléctrico único para toda la UE. La existencia de 20 mercados eléctricos nacionales es un claro despilfarro. Tras décadas de retraso, una de las 10 prioridades del actual equipo de gobierno de la Comisión Europea es la Unión de la Energía, un mercado más integrado, interconectado y seguro.

Tras publicar hace un año el nuevo paquete de economía circular, con objetivos fijados para el año 2030 y tras el acuerdo de París (Diciembre de 2015) para frenar el calentamiento global, que confirmó este planteamiento, la Comisión Europea ha dado a conocer las directrices propuestas para la transición del mercado eléctrico en la UE. La descarbonización de la economía de la UE -que se ha propuesto reducir sus emisiones de CO2 en un 40% hasta 2030- pasa necesariamente por una reforma del mercado eléctrico.

Los objetivos ya fijados para 2020 se complementan con nuevos objetivos para 2030. El % de la energía renovable sobre el total de la energía eléctrica consumida en la UE fue del 16% en 2014, el objetivo para 2020 es del 20 % y para 2030 es del 27%, en línea con los objetivos del Acuerdo de París.

Esta revisión pretende volver a situar a la UE en el primer plano de las energías limpias y contempla un futuro mercado eléctrico con mayor proporción de energías renovables (intermitentes en el caso de la energía solar y eólica), con nuevas tecnologías de gestión eléctrica (contadores y redes inteligentes), con una mayor electrificación de la sociedad (con el despegue del vehículo eléctrico), con una mayor participación de los consumidores y con nuevos agentes, como los agregadores de demanda.

Para ordenar el desarrollo de las energías renovables se pasa de incentivo basado en primas a la producción eléctrica a un mecanismo de subastas competitivas, de forma que se llevarán a cabo los proyectos capaces de ofertar los precios más competitivos (el mejor postor).

Otra de las novedades es que las centrales de energías renovables pierden la prioridad en la inyección a la red eléctrica que hasta ahora tenían frente a las centrales de energías renovables. 

Una de los desarrollos clave en este futuro mercado con un gran peso de la generación eólica y solar es el almacenamiento de energía eléctrica (baterías y otros desarrollos), que va a permitir superar la histórica limitación de tener que adaptar la oferta a la demanda eléctrica.

Con objeto de fomentar la competencia, la próxima normativa no va a permitir -salvo contadas excepciones- que las empresas de transporte y distribución de electricidad (actividades reguladas) estén presentes en la actividad del almacenamiento de energía eléctrica. Ni tampoco va a permitir a las distribuidoras la actividad de recarga de vehículos eléctricos. 

Y en línea con este aumento de la competencia se pretende impulsar la actividad de los agregadores de demanda, una empresas intermediarias que gestionan la demanda de numerosos consumidores eléctricos y a la vez prestan servicios auxiliares al mercado eléctrico.

También se fomenta que los ciudadanos puedan generar, almacenar, consumir y vender su propia energía eléctrica renovable, a fin de abaratar la factura eléctrica en los hogares. 

En relación con la eficiencia energética los objetivos vinculantes para 2020 son de una mejora del 20% y para 2030 del 30%. La gran apuesta para ello es la adaptación y rehabilitación del parque edificatorio existente, un potente yacimiento de empleo. También se pone el foco en la descarbonización de las instalaciones de climatización, con una clara apuesta por el fomento de las energías renovables para la calefacción o refrigeración de edificios.

En total se preve movilizar anualmente del orden de 177.000 M€/a de inversión pública y privada a partir de 2021, generar hasta el 1% del PIB en la próxima década y crear unos 900.000 puestos de trabajo.

Estas medidas ponen en entredicho los parches normativos vigentes en España, dictados según los intereses de las compañías eléctricas, que se recogen en el controvertido RD que torpedea el autoconsumo eléctrico

Las propuestas se completan con un plan de refuerzo de las interconexiones eléctricas y gasistas.


Estas propuestas aún deben ser validadas por el Consejo y el Parlamento Europeos, por lo que aún queda un recorrido importante. Si finalmente sale como apunta no pinta mal, aunque aún se mantienen viejos tics del siglo XX, como mantener las subvenciones a los combustibles fósiles (pagos por capacidad a las centrales basadas en gas natural, siempre que se mejore un determinado ratio de emisiones de CO2 por kWh).


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